miércoles, 11 de agosto de 2010

Abuelita Tina era "ZURDA"


Soy zurda para todo, menos para escribir. Sí, doña Cristina, mi abuelita Tina como cariñosamente la llamábamos era zurda para lavar, para usar un machete, para comer, para todo pero escribía con su mano derecha. Entonces le pregunte por que?

Y esta es su historia:

Cuando estaba en la escuela, la maestra bien mala por cierto, me obligó a escribir con la derecha, (todos debíamos escribir con la derecha) y como castigo cada día me hacia hincarme en granos de maíz por horas, hasta que aprendí a usar mi mano derecha, vea que mala... concluyó.

Igualmente en la vida, doña Tina tuvo que aprender a usar su mano derecha, esa mano que deben usar los que la tienen difícil para surgir, esa mano derecha que a fuerza deben adiestrar los que nacieron zurdos. Doña cristina topó con situaciones difíciles, abusos, discriminaciones, muerte de su madre siendo aún una niña, pobrezas y muchas situaciones, en las cuales tuvo que aprender a usar su mano derecha a punto de esfuerzo, tesón y valentía.
Cuando su esposo enfermo ella sola trabajando más, durmiendo y comiendo menos sacó adelante a todos sus hijos, supliéndoles comida pero también de un modelo a seguir.

Como ella encontramos mil y una historia de personas a las cuales la vida les puso situaciones y carencias “zurdas”, que los obligaron a hacer uso de esa mano derecha, lo que provocó un esfuerzo extra para superarse y salir avante en la vida. Esas personas resilentes que a pesar de su mundo salen adelante convirtiéndose en ejemplo de superación. Personas que son ejemplos de lo que es levantarse, ponerse frente al sol que los quema y con una sonrisa agradecer su calor con la misma gratitud que agradecen el frio de la noche que no los deja dormir.
La semana pasada me di cuenta de otra mujer entrada en años, que recorre kilómetros para recolectar latas,(que la gente tira por la carretera) para luego vender a un precio para muchos ridículo; pero para ella y su familia significa comer, a veces una vez y un buen día hasta dos veces.


Dedicado a cada resilente, luchador o luchadora, a mí Any (que tiene una historia que debe contar) y a la abuelita Tina, ejemplo y orgullo.