Me miró de frente, con ojos fijos. Me era desconocido!
Y sólo me dijo: Jamas nadie me ha amado como ella, pero jamas nadie me ha tratado tan mal como ella. - Una gris e inmortal contradicción, pense
Y sólo me dijo: Jamas nadie me ha amado como ella, pero jamas nadie me ha tratado tan mal como ella. - Una gris e inmortal contradicción, pense
Con la misma pasión que me amaba, se convertía en un animal capaz de destruir desde de adentro hacia afuera, seguía diciendo.
Cuando me lo dijo, sabía que lloraba por dentro de tal forma que le desgarraba el pecho, el dolor parecía tener un sonido feroz, que le entraba por las venas hasta reventarle los timpanos.
Nos hicimos un abrazo de palabras, nos dispusimos a llorar sin decir nada, sin lagrimas ni nada, solo nos hacíamos uno, con un dolor, con un grito profundo, pero sobre todo con una fe, de que vendran días mejores.